La Zona Arqueológica de Cuicuilco es uno de los asentamientos más antiguos de Mesoamérica y un sitio de enorme valor histórico y cultural para la Ciudad de México. Fundada alrededor del año 800 a.C., Cuicuilco fue una de las primeras ciudades importantes en el Valle de México, marcando el inicio de un sistema urbano y religioso que más tarde influiría en el desarrollo de otras civilizaciones mesoamericanas. Su ubicación, al sur de la Ciudad de México, la coloca en un área estratégica, conectando la cuenca del Valle de México con otras rutas comerciales hacia el sur del país.
La estructura más emblemática de Cuicuilco es su pirámide circular, única en la arquitectura mesoamericana, pues es una construcción escalonada que sobresale en el paisaje. Se cree que esta pirámide fue utilizada como centro ceremonial y que su diseño circular simbolizaba el cosmos o la eternidad, aspectos esenciales en la cosmovisión de los pueblos prehispánicos.
Cuicuilco se destacó también por su avanzada agricultura y su gestión del agua, aprovechando los manantiales cercanos y recursos de la zona. Su ubicación sobre suelos volcánicos fértiles contribuyó a la prosperidad agrícola, permitiendo el cultivo de maíz, frijol y calabaza. Los arqueólogos han encontrado evidencias de un sistema agrícola eficiente y una red de caminos que conectaban Cuicuilco con otros asentamientos. Estos avances permitieron a Cuicuilco crecer hasta convertirse en un centro regional de gran influencia.
La historia de Cuicuilco está profundamente marcada por la erupción del volcán Xitle, ocurrida entre el 100 y el 150 d.C., la cual cubrió gran parte de la ciudad con lava volcánica, y obligó a sus habitantes a desplazarse hacia otros puntos del Valle de México. La lava solidificada que cubre Cuicuilco es una de las razones por las que su preservación ha sido posible hasta nuestros días. Bajo las capas de roca volcánica, la pirámide circular y otros vestigios arqueológicos permanecieron relativamente intactos, proporcionando a los arqueólogos una ventana única al pasado prehispánico de la región. Cuicuilco es, en este sentido, un “fósil urbano” preservado por una catástrofe natural que permitió su conservación hasta la época moderna.
Es un patrimonio invaluable, que se ha convertido en un destino cultural y turístico importante, atrayendo a estudiantes, investigadores, turistas y residentes de la ciudad interesados en conocer las raíces prehispánicas de la región. Autoridades de Tlalpan, en conjunto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han trabajado para la protección y difusión del sitio, asegurando que la zona arqueológica cuente con instalaciones de acceso, señalización informativa y actividades educativas que ayuden a los visitantes a comprender su importancia histórica y cultural.
Cuicuilco es también un recordatorio constante de la relación entre el ser humano y la naturaleza, recordando que los pueblos antiguos prosperaron en armonía con su entorno natural y que una catástrofe natural fue la que cambió el curso de su historia. La interacción con el sitio arqueológico permite reflexionar sobre la resiliencia de estas primeras culturas y la capacidad de adaptación ante los cambios naturales, temas que siguen siendo relevantes en la actualidad.
Representa un puente entre el pasado y el presente, una conexión tangible con una época en la que Tlalpan y sus alrededores eran el centro de una sociedad compleja y visionaria. La relación de la Alcaldía con Cuicuilco es un claro ejemplo de cómo se pueden armonizar la preservación cultural y ambiental, ofreciendo un espacio donde la historia y la naturaleza se encuentran y donde cada visitante puede revivir un fragmento de la antigua Mesoamérica..