La Casa Frissac, situada en el centro de Tlalpan, es una joya arquitectónica y cultural que ha sido testigo de una rica y diversa historia que abarca desde la época porfiriana hasta su transformación en un centro cultural. Ubicada en la Plaza de la Constitución, esta imponente construcción de ladrillo rojo y arquitectura europea fue construida a finales del siglo XIX por don Jesús Pliego Frissac, un hacendado prominente y presidente del Ayuntamiento de Tlalpan. Se cree que el arquitecto Antonio Rivas Mercado, también responsable del diseño del Palacio Municipal de Tlalpan, fue el encargado del proyecto, logrando una estructura elegante y robusta que representa los estilos europeos que predominaban en la época.
Historia
La familia Pliego habitó la casa por un breve tiempo antes de abandonarla, posiblemente a raíz de la Revolución Mexicana. Durante décadas, la propiedad permaneció desocupada hasta que en la década de 1950 fue adquirida por Adolfo López Mateos, quien fuera presidente de México. López Mateos hizo de esta residencia su hogar, y más tarde, la casa pasó a manos de su hija, Ave López Mateos de Zolla. Posteriormente, en 1979, la Casa Frissac fue destinada a ser la sede de la Escuela Lancaster, y poco después fue declarada patrimonio cultural e histórico de Tlalpan, siendo finalmente donada a la alcaldía para su uso como un espacio artístico y comunitario.
Entre sus habitantes destacados también figura Javier Barrios Sierra, un académico y rector de la UNAM, quien residió en la casa durante el movimiento estudiantil de 1968. En su honor, existe un monumento en los patios de la Casa Frissac, que recuerda su legado académico y social. A través de sus múltiples propietarios e historias, la casa ha capturado la esencia de la época y la ha preservado como un valioso legado para las futuras generaciones.
Mitos y leyendas
La Casa Frissac está rodeada de leyendas, siendo una de las más célebres la historia de Jesús Arriaga, conocido como “Chucho el Roto”, el llamado “Robin Hood mexicano”. Según el mito, Chucho mantuvo una relación secreta con Matilde Frissac, sobrina del propietario de la casa, y juntos tuvieron una hija llamada María de los Dolores. Sin embargo, la familia de Matilde se opuso a la relación, y cuando Chucho intentó secuestrar a su hija, fue arrestado y encarcelado. Tras escapar, se dedicó a estafar a las familias adineradas en venganza por el rechazo que sufrió. Aunque esta historia es popular en Tlalpan, los historiadores señalan que Jesús Arriaga falleció antes de la construcción de la casa, por lo que es una leyenda más que una historia documentada.
La Casa también ha sido protagonista en el cine mexicano. Luis Buñuel, filmó en su fachada parte de la película *Los Olvidados* (1950), un clásico que le valió la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Otros filmes, como *La sonrisa de la Virgen* (1958) y *Las abandonadas* (1945), también encontraron en Casa Frissac el escenario ideal para sus historias, consolidando a esta casona como un espacio cultural y artístico de gran importancia.
Hoy en día, es un Centro Cultural que representa un núcleo de actividad artística en el sur de la Ciudad de México. La Alcaldía de Tlalpan ha trabajado en su restauración y conservación para ofrecer a la comunidad un espacio donde convergen la historia, la arquitectura y el arte. La casa alberga talleres, exposiciones y eventos culturales en sus diversas áreas, que incluyen un auditorio, una galería y hermosos jardines que invitan a los visitantes a recorrer y disfrutar del espacio. Aunque en su rehabilitación se perdieron algunos elementos originales, como el teatro griego y el puente del jardín, la Casa Frissac conserva su encanto histórico a través de su distintivo arco triunfal, amplios ventanales y elegante fachada.
Para la Alcaldía, la Casa Frissac es más que un edificio histórico; es un símbolo de la identidad cultural de la región y un punto de encuentro para los habitantes y visitantes que buscan conocer y celebrar la riqueza histórica de Tlalpan. Como espacio de difusión artística y punto de referencia arquitectónico, continúa siendo un emblema y un destino imperdible para quienes desean descubrir el pasado y el presente de esta alcaldía.